De todos los combates de ensueño en el boxeo, Andre Ward contra Joe Calzaghe no solo es uno de los más intrigantes, sino también posiblemente el más difícil de predecir.
Ambos púgiles se retiraron con récords impecables, lo que hace casi imposible decidir quién, en su mejor momento, habría sufrido su primera y única derrota profesional.
Lo que sí sabemos con mayor certeza, sin embargo, es que, aunque quizás no habría fuegos artificiales desde el campanazo inicial, su choque habría sido un ajedrez muy disputado y profundamente fascinante.
La velocidad, se podría decir, habría estado a favor de Calzaghe, con el astuto zurdo manteniéndose escurridizo en la distancia antes de entrar en rango para lanzar sus ráfagas veloces.
Sin embargo, en la corta distancia, Ward probablemente habría superado a su oponente, encontrando varias aberturas para conectar sus astutos ataques por dentro.
El éxito del estadounidense durante el torneo Super Six en las 168 libras, después de todo, demostró lo efectivo que podía ser cuando peleaba a su distancia y ritmo preferidos.
Dicho esto, la clínica de boxeo de Calzaghe contra Jeff Lacy en 2006, por no mencionar sus victorias sobre Bernard Hopkins y Mikkel Kessler, demostraron que él también poseía un juego de pies magistral.
Hablando juntos en un vídeo reciente en el canal de YouTube de Ward, ALL THE SMOKE FIGHT, la pareja finalmente se vio obligada a resolver su antiguo debate.
Al principio, Calzaghe intentó defender su postura, enumerando todas las razones por las que era diferente a cualquier luchador al que Ward se hubiera enfrentado jamás.
“Soy zurdo; tengo buena barbilla; simplemente soy incómodo en una pelea, hombre. Le doy una pesadilla a todo el mundo”, dijo.
Ward, para su crédito, admitió que el implacable ritmo de trabajo del galés, en particular, habría planteado una serie de desafíos incómodos.
Pero justo antes de que su conversación tuviera la oportunidad de encenderse, Calzaghe ofreció una resolución que, aunque lejos de ser la más satisfactoria desde la perspectiva de un fan, representa un resultado totalmente plausible.
“Te diré qué, hermano, digamos que [habría sido] un empate”, concluyó, con los dos ex púgiles – felices de extender hipotéticamente sus récords invictos – dándose la mano en señal de acuerdo.