Hace tres años, Bradley Rea competía en peso mediano, pesando alrededor de 159 libras para una pelea por el título inglés. Ahora, a los 27, se prepara para subir al ring en peso semipesado, apuntando a las 175 libras, para disputar el título europeo vacante frente a Shakan Pitters. Este cambio de categoría marca una evolución significativa en su carrera.
Este incremento de 15 libras, en lugar de una reducción, ha resultado ser una transformación positiva. “Me siento mucho mejor”, comenta Rea (20-1, 10 KOs). El boxeador, que antes sufría para dar el peso mediano, ha encontrado tranquilidad y disfrute en el deporte gracias a los kilos añadidos. Vuelve a saborear el boxeo.
“Sobre todo, disfruto mucho más de lo que hago”, afirma. “Es como quitarme otro peso de encima. Ya no tengo que estar en el campamento diez semanas antes sufriendo para dar el peso con un traje de sudoración”.
“Llevo tiempo buscando esta oportunidad”, añade. “Quiero mostrar cuánto he progresado, lo mucho que he evolucionado. No soy el mismo peleador que se enfrentó a Tyler Denny hace dos años y medio. Solo necesitaba esta chance. He tenido varias oportunidades que han aparecido y luego se han esfumado, pero esta es la buena. Este es mi momento. Las palabras sobran. Dije lo que haría, y ahora me toca a mí demostrarlo”.
El mundo del boxeo a menudo ofrece oportunidades solo para retirarlas. En abril, a Rea le llegó una llamada que podía cambiar su carrera, pero con apenas unos días de aviso. Sin títulos previos relevantes, se le ofreció reemplazar a Pitters para enfrentar al campeón europeo Daniel Blenda Dos Santos en el York Hall. Pitters (20-2, 7 KOs) había sido el retador original, pero tuvo que retirarse en febrero por un escáner cerebral fallido y luego, en la semana de la pelea, por una lesión muscular.
Pero la situación empeoró. Ya en la semana de la pelea, Pitters se retiró por una lesión muscular. Rea aceptó la oportunidad, pero quedó consternado cuando Dos Santos se negó a subir al ring el mismo día del combate. La Unión Europea de Boxeo (EBU), agotada por la situación, despojó a Dos Santos del título.
Una saga sin duda frustrante, pero que ha enseñado a Rea a ser paciente, algo que admite no ser de forma natural.
“Soy una persona bastante impaciente”, reconoce riendo. “Me di cuenta de que me habían arrinconado y me habían obligado a ser bastante paciente”.
“Ha sido duro en algunos momentos, pero así es el boxeo. Le ha pasado a otros antes y le ocurrirá a otros después. He tenido cancelaciones, decepciones, cambios de fecha… pero me mantuve centrado en cumplir el objetivo”.
Tener visión de túnel es crucial en este deporte. Rea ha pasado años navegando por el impredecible circuito de los pequeños recintos, por lo que pocas cosas le sorprenden ya.
“Nada me va a detener”, afirma. “Solo se trata de seguir haciendo lo que hago. Esta vez, me aseguraron muy rápido que la pelea se haría. No importa el lugar, no importa el rival, lo que cuenta es conseguir ese cinturón azul”.
Las sedes iniciales para la disputa del título variaron entre Sheffield, Londres y Galway. La pelea del sábado estaba prevista inicialmente en el Pearse Stadium de Galway, con Kieran Molloy en la cartelera. Sin embargo, el promotor GBM Sports anunció recientemente el traslado a Connexin Live en Hull, citando “circunstancias fuera de nuestro control”. A Rea lo único que le importa es que la pelea finalmente se lleve a cabo.
Rea recuerda haber peleado en Hull hace años y se muestra indiferente al cambio de sede. “Es lo que hay”, dice. “Mientras haya un ring y pelee por el título, no me importa. No me pueden poner en la luna. No me preocupa. Quizás ocurra algún día, una pelea en la luna para ese [Turki Alalshikh], pero ahí estaré, siempre que no haya más retiradas”.
De vuelta a la tierra, el título europeo de peso semipesado tiene una rica historia británica. Don Cockell lo ganó antes de su desafío a Rocky Marciano. Desde entonces, nombres como Chris Finnegan, John Conteh, y Dan Azeez lo han ostentado. Rea o Pitters serán el décimo británico en conseguirlo.
“Es un título de gran prestigio”, afirma Rea. “Hay muchos cinturones en el boxeo que, siendo honestos, no significan gran cosa. Pero este sí. Tiene peso. Una vez que lo gane, nadie podrá arrebatármelo”.
Rea, con 1,93 m de altura, suele gozar de ventaja en estatura. Sin embargo, Pitters, que mide 1,98 m, será el oponente más alto al que se haya enfrentado.
“Simplemente lo veo como otro desafío que debo superar”, comenta. “Estoy ansioso por ello. Es algo nuevo con lo que lidiar”.
Aunque encontrar sparring adecuado resultó un desafío, Rea mantiene la confianza. Su objetivo no es solo ganar, sino noquear a Pitters.
“Para eso entrenamos, para eso nos preparamos”, explica. “La gente quizás piense que esta pelea irá a la distancia, a los puntos, pero a mí me toca demostrar de lo que soy capaz. Desde que subí de categoría, me siento más fuerte, golpeo más duro, y eso quizás no lo esperen. Les haré saber pronto que pego con potencia”.
¿La recompensa tras el esfuerzo? Durante el campamento, Rea sigue una dieta estricta: arroz pegajoso, remolacha, pepino, miel, sriracha y pollo o carne picada.
“Ahora puedo comer un poco más durante la preparación, así que no me descontrolo después”, comenta. “Me gusta la comida tailandesa y soy muy aficionado a la mexicana. Y por supuesto, me haré con una buena tableta de Dairy Milk”.
Rea confiesa que en peso mediano se sentía “funcionando con la reserva”. Hoy, disfruta mucho más de la comida y del boxeo. Un pequeño placer tras la pelea, un gran premio en el horizonte. Su apetito por el éxito no deja de crecer.