El combate en el que Callum Walsh derrotó a Fernando Vargas Jr. por puntos no fue el espectáculo triunfal que muchos anticipaban, sino más bien una actuación trabajada y exigente.
El boxeador de 24 años, quien ha colaborado con Dana White desde su debut profesional, está posicionado para convertirse en la cara visible del proyecto de boxeo TKO Boxing de su promotor. Sin embargo, a juzgar por su desempeño contra Vargas (17-1, 15 KOs), queda claro que “King” aún no es un producto terminado en la categoría de 154 libras.
Apenas hubo una diferencia perceptible entre los dos zurdos en los asaltos iniciales, aunque un enfoque más asertivo de Walsh (15-0, 11 KOs) quizás le permitió tomar una ligera ventaja. Después de un activo intercambio de fintas y posicionamientos en los siguientes tres minutos, Vargas comenzó a encontrar su ritmo en un tercer asalto igualmente poco emocionante.
Mientras tanto, Walsh continuó atacando el cuerpo de su oponente. Y justo cuando parecía que Vargas tomaba el control, fue el irlandés, de hecho, quien conectó los golpes más significativos, cambiando su atención a la cabeza en el cuarto asalto. Sin embargo, para la mitad del combate, ninguno de los boxeadores había logrado consolidar su superioridad de manera convincente.
Ni siquiera el elogiado poder de Walsh pudo doblegar el espíritu de Vargas, cuya barbilla, a menudo expuesta en posiciones arriesgadas, se mostró como un objetivo tentador pero extraordinariamente resistente. De hecho, fue Vargas quien pareció lograr avances notables, especialmente en los asaltos finales, cuando su mano adelantada se reveló de repente como una herramienta efectiva.
No obstante, al final, Walsh se llevó la victoria por decisión unánime con tarjetas que resultaron sorprendentemente amplias: 100-90 y dos veces 99-91, lo que generó cierta perplejidad debido a la inusual disparidad en los puntos.
De cualquier manera, este evento co-principal hizo poco para aumentar la expectación por el próximo enfrentamiento entre Canelo Álvarez y Terence Crawford, que pronto ocupará el centro del escenario en el Allegiant Stadium de Las Vegas.