La noche pasada en el Boardwalk Hall de Atlantic City, se hizo evidente la diferencia entre un buen boxeador y uno excepcional. Un escenario famoso por albergar peleas legendarias fue testigo del posible surgimiento de un talento generacional cuando Jaron Ennis unificó la división de peso welter.
El púgil de Filadelfia aseguró una victoria en el sexto asalto contra Eimantas Stanionis después de que la esquina del lituano detuviera el combate, decidiendo no enviar a su boxeador al séptimo round. Presentada como la prueba más difícil de Ennis hasta la fecha, este fue el momento decisivo que validaría las expectativas sobre “Boots” o las moderaría, respecto a lo que el promotor Eddie Hearn cree que puede llegar a ser.
Desde el campanazo inicial, el campeón de la IBF utilizó su jab para mantener a raya al poseedor del título de la WBA. El uppercut de Ennis surgió más adelante en el asalto, una advertencia para que Stanionis se acercara con cautela. Una mano derecha al cuerpo se coló alrededor de la guardia, y aunque Stanionis conectó un contraataque de izquierda, el estadounidense dictó el ritmo.
En el segundo asalto, “Boots” comenzó a encadenar combinaciones, todas originadas en su jab. Sus manos fluyeron libremente, apuntando al abdomen de Stanionis. El lituano encontró brevemente éxito con un gancho de izquierda explosivo, que Ennis absorbió. Cuando Stanionis cometió un error, Ennis capitalizó, conectando otro uppercut castigador.
Para el tercer asalto, el jab de Ennis era preciso y constante. Acorralado, lanzó un uppercut y maniobró hábilmente alrededor de su oponente. Stanionis siguió buscando, pero lanzó muy poco. El púgil de 30 años de Kaunas conectó una mano derecha, un momento destacado, pero no fue suficiente para cambiar el impulso. Al cierre del asalto, un contraataque de izquierda a la cabeza de Stanionis lo desequilibró.
El cuarto asalto vio a Ennis apuntar al cuerpo en un intercambio competitivo. De cerca, ambos intercambiaron golpes, pero un uppercut de Filadelfia seguido de una combinación de dos golpes que terminó en un gancho de derecha aumentó la confianza de Ennis. Ahora rebosante de confianza, hizo gestos para el público. Rozando las cuerdas, conectó un uppercut de contraataque que emocionó a sus fanáticos.
Stanionis respondió en el quinto asalto, capitalizando momentos de complacencia de Ennis, un defecto que ocasionalmente lo ha perjudicado. A pesar de su prodigioso talento, la creencia de Ennis en su superioridad puede dejarlo vulnerable en un deporte donde un solo golpe puede cambiarlo todo. Afortunadamente, su mandíbula resistió. A falta de un minuto, un uppercut de Ennis ensangrentó la nariz de Stanionis.
Cuando comenzó el sexto asalto, Ennis parecía un campeón. Una derecha al cuerpo y otro uppercut subrayaron su dominio. Un gancho circular ensangrentó aún más la nariz de Stanionis, seguido de tres golpes demoledores al cuerpo que lo hicieron retroceder. Con 30 segundos restantes, Ennis desató una ráfaga, conectando tres uppercuts que derribaron a Stanionis. El lituano se levantó e intercambió golpes hasta la campana, ambos púgiles cruzaron miradas mientras regresaban a sus esquinas.
En la esquina de Stanionis, una conversación terminó rápidamente la noche. Habiendo visto suficiente, priorizaron la salud a largo plazo de un boxeador que había competido solo dos veces en tres años. El castigo solo habría empeorado.
Con la pelea detenida, Ennis, de 27 años, reclamó los títulos de peso welter de la IBF y la WBA, separándose del grupo en un escenario donde Tyson, Duran, Lewis y Gatti han dejado su huella. Si bien tiene un largo camino por recorrer para unirse a ese panteón de grandes, las señales son prometedoras.
El récord invicto de Ennis mejora a 34-0 (30 KOs), mientras que Stanionis, sufriendo su primera derrota, ahora se sitúa en 15-1 (9 KOs).