Liam Cameron no es un boxeador de muchas palabras. Tras superar momentos difíciles y alcanzar algunos éxitos en su carrera, ahora se encuentra en el centro de atención enfrentando a Ben Whittaker. Esta situación requiere más interacción pública de lo habitual para este reservado boxeador de Yorkshire.
Desde los nueve años, cuando compró su primer ejemplar de Boxing News, Cameron soñaba con estar en un escenario como este. Un combate principal contra una futura estrella del boxeo, en un gran recinto y televisado en directo. El promotor Ben Shalom anticipa una gran audiencia. Cameron ha contribuido a que este evento alcance este nivel.
“No guardo rencor por nada de lo que he dicho o hecho. Que empiece la acción en el ring”, declaró en la rueda de prensa.
“Obviamente, Ben tiene sus seguidores, pero yo tengo muchos más que quieren verme ganar. Me ha tocado la lotería. Esto es una locura, estoy muy emocionado. La pelea será a 10 asaltos”.
Este último punto se considera una victoria para Cameron, dadas las discusiones sobre el número de asaltos. Cameron sonrió al decir que el promotor Shalom le había pagado una fortuna para corregir el supuesto error contractual que inicialmente establecía 12 asaltos cuando Boxxer prefería 10.
“Todos dicen que Ben estará mejor. Cuando peleé con Ben, llevaba un año en el ring. ¿Ahora son 16 meses? He pasado seis meses más en el gimnasio. No me he ido de vacaciones a Dubái ni nada de eso. He estado en el gimnasio”.
“Me he dado la mejor oportunidad. He aprovechado cada oportunidad que he tenido. He sacado el máximo partido de lo que puedo conseguir. Esa es mi situación”.
Tras presentar al ex olímpico como un monstruo mental antes de su primer encuentro en Riad, Liam pudo mantenerse motivado y concentrado, casi con miedo. Tendrá que repetir ese ritual antes de la revancha.
“Me pondré en un estado mental en el que estaré asustado. Seré ese perro asustado en el vestuario. Eso saca lo mejor de mí. Ahora tengo confianza, pero quiero volver a sentir ese miedo”, afirmó Cameron.